miércoles, 23 de septiembre de 2015

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Olores extraños a esta orilla de Septiembre.

Rasga un rayo en las cimas de la noche. Sin dudar,
sin telas de araña que anuncien su llegada.
Yo tampoco dudo (no serviría de
nada) y me arropo, aturdido, en su huella.

En la luz, una pregunta. Simple y única,
como ciervo que corre a través del pasto
y su silencio. Una pregunta escondida
en el interior de un sobre
que aguarda dentro de otro sobre
(estaba roto ya: ya había muerto),
en la oscuridad más deslumbrante,
besar por fin la luz.
Y esa luz, su rayo,
mi noche,
mi Septiembre.

Rápidamente
entorno los ojos y
rápidamente
cierro los ojos.

Mis párpados se abren.
Microsegundos que llegan, se pasan.
Ya no hay luz
sólo una humedad
desconcertante.
Son mis manos.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Hastío

Róbame sobre la Antártida
viento esquivo sobre espalda
sombra ciega
irrumpe en la mañana
irrumpe en los diáfanos
suspiros que nos miran destruye
la voz que canta la voz que asfixia
la voz que todo lo reduce a polvo
regreso escarcha
ceniza cielo grillo vuelta
cielo seco
ebrio grillo
estampa ignífuga por los siglos
asfíxiame cielo seco
duérmeme grillo ebrio
sálvame en mí bella estampa
¿dónde dormiste anoche?
Róbame sobre la Antártida

jueves, 3 de septiembre de 2015

Espadas. Como aceros. Como labios.

Tú cabalgas mis húmedos labios.
Sepultas entre tus brazos mi memoria.
Me arrancas de mí.
Me arrojas del mundo,
de los años sin tu aliento
-éste que sacrifica los reflejos
las historias, los tormentos viejos
desde las sombras (son sólo sombras)
y anudan contra el hierro mis manos
anidan en la crisálida de escombros míos
sólo de mí-.

Y antes del grito
prematuro;
antes del alma como vórtice inefable,
antes del corte final sobre los hombros,

en tu blanco cuerpo y delgado,
en un aroma de ciega dulzura.

en una luz de vibrante plata.
En un cantar sereno sobre la escarcha.
En un viento templado
tras el grito o su eco de amarga hiel…



Hiéreme, lazo de seda.
Traspasa mi anegada piel.
Hiéreme en las garras.

Arde, arde dentro
hielo invernal.
Arde
como beso. Como rabia.
Como ternura sobre espanto.