martes, 21 de julio de 2015

Alturas

Llevo horas despierto.
Las sábanas aún están mojadas
pero no es el calor.
Es martes, no es ningún día especial.
Y, ¿qué es especial, a estas alturas?
La atmósfera es húmeda y algo brillante
y todo parece fuera de
lugar.

Creo que he vuelto a tener otro de esos sueños.

“Intenta no pensar en ello”,
pero es inútil intentar no pensar en aquello que te hace
sangrar
por dentro.
Es como remar contracorriente y tu remo está roto.
O como navegar sobre ácido.

“Intenta no pensar en que no deberías pensar en ello”

Todas las mañanas se repite.
Primero es el sueño, mágico,
compuesto de más colores de los que realmente
existen. En ellos siempre
vuelves. Luego llega el despertar,
irremediable,
un estado temporal de confusión entre
realidad y sueño. Es mi etapa favorita
porque en ella realmente parece que
volverás. Por último, la realidad me aplasta
con esas cosas que yo no quiero y están
ahí,
y con las que no están, que son las
peores:
Tú no estás.
Papá no está.
Yo no estoy.

Tengo aún muchos libros por leer,
pero me pasaré las próximas dos horas mirando
tu perfil en twitter. Me hará daño, sí,
pero no me importa romperme un poco más.
Total, ¿qué no está roto a estas alturas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario