miércoles, 15 de julio de 2015

Ingravidez

Me despierto ingrávido.
Las mariposas no tienen cuerpo.
Sus alas vuelan solas entre toda esta atmósfera azul.
Las amapolas han olvidado su ser en primavera.
La brisa me susurra hielo en la piel.

Estoy desnudo.
Sólo quiero decir cosas sin sentido.
Me apetece cantar pero no tengo voz o es inaudible.
Tengo la vaga sensación de que pasará un tren en cualquier momento y lo echará
todo a perder pero no podemos controlar las fluctuaciones cósmicas,
ellas son entidades superiores de las cuales no osaría dignarme a hablar.

Es difícil escribirte con el corazón hecho pedazos.
Fuera es la guerra.
Los hombres, armados con fusiles, disparan a otros hombres, que se defienden con otros
fusiles.
Ninguno sabe disparar en realidad y esta guerra es muy triste por muchos motivos.

Aquí todo es azul.
La única guerra consiste en que te vayas y tú no quieres pero tampoco sabes cómo no hacerlo.
Esta ruptura es muy triste por muchos motivos.
Al final me voy yo.

Una moto acaba de interrumpir este momento tan místico con su ruido infernal
ya no puedo escribir, esto me supera.
Lo siento, bye.

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