lunes, 20 de octubre de 2014

Delirio #23: Tus maravillas

Y si he de describir tus maravillas no hablaré de oscuridades ni de sombras.
No diré de aquellas veces en que me faltó inspiración. Aquellas en que, con un nudo en la garganta e incapaz de respirar, dejé de sentir calor bajo la piel.

Entonces no era yo.  Nunca lo había sido.
Si tuviera que decir de ti, sin duda, no existen palabras.
¡Y cómo viniste, inaudita e imposible!
Tú, esplendoroso huracán, y los furiosos torbellinos que adornan tu cabellos
Soberbio tu mirar, hiriente en mis pupilas, y tus mejillas dulces, sin duda.
Rojos tus rojos labios.
Rojos, rojos, rojos.

Entonces llegaste,
cuando yo hablaba de amor,
y nunca había sentido.

Todo lo despejaste, fuiste tú la única que traspasó mis verdades,
y fuiste tú la única verdad.

Y el maravilloso mundo a tu paso, nunca antes.

* * *

La desesperación de que has llegado envuelta en llamas, traspasando formalidades, y a mí.
Y yo, ¿cómo atravieso los altos y profundos límites? ¿Cómo llego a ti,
si tú me faltas?

Jamás sabré.
Nunca seré yo, no a mi manera, a ti. 
Y tú, inmortal, caes desde tantos delirantes e imposibles ángulos, violentos y arrinconados, del invisible color que envuelve lo lejano.

Yo, inestabilidad. Incapaz de recorrer, a duras penas caminando, tu blanca piel. Sentir tu cuello en mis dedos, o al revés, a ras de sentir.

Tu espalda correspondería a mis brazos si tú quisieras, y tus caricias, suaves, como etéreas, narraran mis mejillas, ahora ardiendo, vibrando, encandiladas y perdidas.

Tus labios, tiernos, y  más aún tus besos. Así una noche, nuestras almas desnudas, entre silencios y desdichas, serían más allá de las palabras, donde se ocultan, tras la luna y su esplendor, los deseos.

¿Cómo silencio? ¿Cómo desdicha si, a un relámpago, por fin te veo?

¡Cómo tú eres vida y la armonía que te viste como si floreciera, a tus pasos, la primavera!
No naciste para el futuro,
tú eres presente, viva y libre.
Y, quién sino tú, presente, enjuagaría mis lágrimas en sonrisas y me besaría, un día veneno, hoy dulce licor en tus labios.

* * *

Tu mundo.
¿Cómo atravesar tu mundo si tú, a fuerza de mirar, has devastado el mío? Acabaste con recuerdos, olvidos y pesares y ya no vivo, por tu inocencia, en mi angustioso y verde pasado.
¿Cómo, si a fuerza nos estrechamos, y a segundos, tú y tus labios, vivos y deseosos, palpan los instantes?
Y me besas. Y te beso.
Y besarte con insólitos besos.
Besarte, besarte, besarte.

Y ser, ya nosotros, como tú eres en mí y yo en ti sería. Recobrar el sentido entre tus brazos y no en palabras o comas o suspensivos.
Porque tú, absoluta, te deslizas por mis delirios silenciosa.

Y es tu veneno,
veneno mortal de amor.
* * *
Intento, causa perdida.
Sentimientos imposibles de encauzar.
¿Cuán grande sería el río, mar o abismo
si de contener lo sentido se tratara?

Y el mundo que no entiende,
y  jamás comprenderá
que el amor es más
que lo que tú y yo somos.

Que lo que yo siento por ti,
lo siento solo,
y  que eres tú dentro de mí,
aquello delirante e infinito,
que me hace sentir.

Y más que misterioso,
más profundo e invisible,
allá lejos,
de mi percepción,
y mis palabras,
turbias y violentas,
es aquello en tu interior,
y la respuesta:
¿qué soy yo dentro de ti?

Humo. Suspiro. Paréntesis.

1 comentario:

  1. Confieso que me hace feliz pensar que todo lo que escribes lo haces pensando en mi.
    Me hace feliz imaginar que es a mi a quien escribes.

    ResponderEliminar