martes, 28 de octubre de 2014

No sois vuestra capa blanca (Canción de Hielo y Fuego)

Apartó la vista.

- Os tiemblan las manos -señaló ella-. Me parece que preferirían estar acariciándome. ¿Tanta prisa tenéis en poneros la ropa? Os prefiero tal como estáis. En la cama, desnudos, somos nosotros de verdad, un hombre y una mujer, amantes, una sola carne, tan cercanos como pueden estar dos seres humanos. La ropa nos convierte en personas diferentes. Yo prefiero ser carne y sangre, no sedas y joyas, y vos... No sois vuestra capa blanca.

sábado, 25 de octubre de 2014

Delirio #22: Alma, suspiro y beso. Énfasis.

Sólo realidad queda,
cuando el inmenso mar desemboca,
en los ríos de tus venas.

Y tú,
quieta y callada,
lo dices todo,
sin palabras.

Si algo se llevó el tiempo,
¿qué fue?
Tras de ti, nada.
Quizá menos.

Vives en los sueños,
delirios amargos y afligidos,
como luz que reluce,
en una inmensidad oscura,
o escondida en tu mundo,
que es el mío;
mundo de sangre y monstruos.

Te acercas, confundida
y gritas, temerosa.

"Te adentraste demasiado",
digo con miedo.

El rubor asciende por mi cuello.
"Caminaste muy lejos,
 donde cabalgan mis fantasías"
Concluyo con rapidez,
sin pensar
que tú eres mis sueños.

E inconcluso,
en el éxtasis de conocer
tu interior,
como tú conoces el mío,
me acerco a tus besos
del alma,
confundidos en un ayer
hoy perdido.

Tú ayer
nunca me amabas.

Ahora, perdida
aún tanto o más que yo,
vienes y suplicas:
"No me traspases, mi amor"

Y yo traspaso,
inocente por tus besos,
los límites de tu besar.

Así,
sin rozar tus labios:
yo te beso,
tú te dejas besar.

* * *
Detrás de tus besos,
suspiros.
Más allá de los míos,
suspiros de otros suspiros.

Atravesando el interior
de nuestra alma,
como suspiro o como beso,
como el fuego con su llama
no son dos,
que sólo es una.

Y nuestra alma,
de mil suspiros tejida
por cien besos forjada,
¿dónde está?

Quizá en el viento
que son nuestras miradas.

Quizá en el agua,
que son nuestras palabras.

Quizá en el fuego,
que son nuestras pasiones.

Quizá es amor,
y como amor se esconde
más allá de nosotros:
entre canciones,
entre suspiros,
entre besos.

* * *

El día en que miraste
bajo el alma,
los suspiros y los besos,
tan distinguida y admirable...

Aquel día alcé la vista
cien distancias hacia el cielo

y encontré que te observaba

y observé que me mirabas

y tus ojos hicieron magia.

Dorados, verdes, azules,
se tornaron.
¿O fueron soñando los míos,
que, absortos -más- fascinados,
de arcoíris los disfrazaron?

¿Fueron tus besos?
¿O fue el rastro que tus dedos,
ardientes y temblorosos,
en mis mejillas marcaron?

¿O tal vez fue mi mano,
perdida y extrañada,
ciega, a tientas,
te buscaba?

Aquel día te encontré
entre sueños y mañanas,
entre amaneceres nublados,
entre lluvias cálidas, invernales.

De todos tonos llenaste
todo mi sincolor,
y, a carcajadas,
"¿Estás ciego?"
"¿Cuánto tiempo?"
preguntaste,
y otras mil más maravillas.

Tus palabras me llenaron.
Inspirabas
desde el vacío hasta los sueños,
sueños, sueños inalcanzables,
más allá del sentimiento.
O realidad.
O razón.

Por extrañas sendas me llevaste,
y aún perduran
su brillo y su color.
Tú, que a mi lado sigues,
aun dormida y azulada,
eres fuego por mis venas,
y por fuego, las pasiones.

Junto a mí
eres silencio
y voz que brama,
al inmenso mundo,
al eterno infierno.

Inmersos en realidad
nos perdimos...

A beso tímido,
o tímidos besos
nos encontramos,
donde perdidos suspiros,
tuyos y míos,
y volando nuestra alma,
ligera y despierta,
volando, verde,
verde hacia lo infinito,
como rojas nuestras palabras,
tuyas y mías,
vuelan en nuestros corazones.

Humo. Suspiro. Paréntesis.

Delirio #25: Delirios confusos.

Cuando te observo,
mirando al cielo,
y me pregunto:
¿qué tienen las nubes,
sobre ti,
blancas y hermosas?
Y el cielo es color púrpura.
Veo entonces,
tras el horizonte,
nubes rojas que son sangre,
pardas nubes otoñales,
y otras negras de tormenta.

Ostentosas y deformes,
recuerdan otro Abril
perdido:
lluvias rojas, negras, pardas...

Y las estrepitosas horas
de amores viejos
y otros juegos...
Gota a gota me besabas.

* * *

Vuelta, regreso,
dolor de dolor.
La realidad me absorbe
y tú eres ella.

Me atrapa hoy,
cuando los corazones son rotos
y los espejos corazones.

Y mis lágrimas no brotan,
nacen,
de lo más íntimo
que compartimos:
besos o caricias,
ya sólo tuyas.
Jamás son mías.

* * *

De mí que ayer reía,
de ti que ríes ahora,
y yo quebrado, muero
a través de Lírica:
lloro, lloro, espero.

* * *

Aguardo nada ya.

Sólo a Vacío me aferro
que, obstinado, aún siento.

* * *

Frío.
Sólo frío.

Dentro y fuera,
en el costado, en los ojos,
en el alma.

* * *

Lejos,
tú de mí.

Me apartas,
con tus manos de seda.
Yo besos tus dedos,
soga mía, lápida, ataúd.

* * *

A morir espero
y duermo lejos,
tú de mi,
y yo de ti.

O aquí tu aliento sopla.
Aquí, jamás volverá.
Calor escapa;
no alcanzo a verte...

Ni Amor.

* * *

Concisas tus palabras;
conciso tu adiós.

Concisas notas,
quejumbrosa melodía,
que, en armonía,
un acorde,
vuelta;
dos acordes,
marcha;
tres acordes,
invisible;
cuatro acordes,
dolor;
quedo dolor.

* * *

Animoso viento
roto y esparcido.
Aún en Abril se oyen
sus agónicos gritos:
de Tiempo y de Lamento.

Vientos ya pasados
vienen, vuelan.
Son de Tiempo marea.

Vientos ya perdidos
gritan, claman.
Son de Lamento risa.

Vientos que son brisas:
una que te lleva
y vuelas,
otra que me guía
a rastras,
y otra abominable brisa,
que sueños ahoga,
nos separa.

* * *

-¿Y el fuego?

-No lo recuerdo.

* * *

Vacío.

Por corazón,
de oídos vacío.

* * *

Más que amor,
más que besos,
más que risas.

Más que dolor,
más que angustia,
más que llanto.

Más, indefinible,
más, mi amor,
que aquello por lo que un día vivimos.
O ilusioné.
O expiré.

Y por sentir más
me consumo.
Más que los sentidos,
más que todas realidades,
las que me llevan,
y aquellas amigas,
que jamás lo harán.


Más que sueños,
más que inspiración,
es aquello que nos sobrepasa
a ti y a mí.
Es aquello que no alcanzo:

Más.


Y con hastío detesto,
y detesto detestar,
que a dolor acaricio
aquello,
y su difusa forma
inalcanzable.

Jamás.

* * *

Humo. Suspiro. Paréntesis.

lunes, 20 de octubre de 2014

Delirio #23: Tus maravillas

Y si he de describir tus maravillas no hablaré de oscuridades ni de sombras.
No diré de aquellas veces en que me faltó inspiración. Aquellas en que, con un nudo en la garganta e incapaz de respirar, dejé de sentir calor bajo la piel.

Entonces no era yo.  Nunca lo había sido.
Si tuviera que decir de ti, sin duda, no existen palabras.
¡Y cómo viniste, inaudita e imposible!
Tú, esplendoroso huracán, y los furiosos torbellinos que adornan tu cabellos
Soberbio tu mirar, hiriente en mis pupilas, y tus mejillas dulces, sin duda.
Rojos tus rojos labios.
Rojos, rojos, rojos.

Entonces llegaste,
cuando yo hablaba de amor,
y nunca había sentido.

Todo lo despejaste, fuiste tú la única que traspasó mis verdades,
y fuiste tú la única verdad.

Y el maravilloso mundo a tu paso, nunca antes.

* * *

La desesperación de que has llegado envuelta en llamas, traspasando formalidades, y a mí.
Y yo, ¿cómo atravieso los altos y profundos límites? ¿Cómo llego a ti,
si tú me faltas?

Jamás sabré.
Nunca seré yo, no a mi manera, a ti. 
Y tú, inmortal, caes desde tantos delirantes e imposibles ángulos, violentos y arrinconados, del invisible color que envuelve lo lejano.

Yo, inestabilidad. Incapaz de recorrer, a duras penas caminando, tu blanca piel. Sentir tu cuello en mis dedos, o al revés, a ras de sentir.

Tu espalda correspondería a mis brazos si tú quisieras, y tus caricias, suaves, como etéreas, narraran mis mejillas, ahora ardiendo, vibrando, encandiladas y perdidas.

Tus labios, tiernos, y  más aún tus besos. Así una noche, nuestras almas desnudas, entre silencios y desdichas, serían más allá de las palabras, donde se ocultan, tras la luna y su esplendor, los deseos.

¿Cómo silencio? ¿Cómo desdicha si, a un relámpago, por fin te veo?

¡Cómo tú eres vida y la armonía que te viste como si floreciera, a tus pasos, la primavera!
No naciste para el futuro,
tú eres presente, viva y libre.
Y, quién sino tú, presente, enjuagaría mis lágrimas en sonrisas y me besaría, un día veneno, hoy dulce licor en tus labios.

* * *

Tu mundo.
¿Cómo atravesar tu mundo si tú, a fuerza de mirar, has devastado el mío? Acabaste con recuerdos, olvidos y pesares y ya no vivo, por tu inocencia, en mi angustioso y verde pasado.
¿Cómo, si a fuerza nos estrechamos, y a segundos, tú y tus labios, vivos y deseosos, palpan los instantes?
Y me besas. Y te beso.
Y besarte con insólitos besos.
Besarte, besarte, besarte.

Y ser, ya nosotros, como tú eres en mí y yo en ti sería. Recobrar el sentido entre tus brazos y no en palabras o comas o suspensivos.
Porque tú, absoluta, te deslizas por mis delirios silenciosa.

Y es tu veneno,
veneno mortal de amor.
* * *
Intento, causa perdida.
Sentimientos imposibles de encauzar.
¿Cuán grande sería el río, mar o abismo
si de contener lo sentido se tratara?

Y el mundo que no entiende,
y  jamás comprenderá
que el amor es más
que lo que tú y yo somos.

Que lo que yo siento por ti,
lo siento solo,
y  que eres tú dentro de mí,
aquello delirante e infinito,
que me hace sentir.

Y más que misterioso,
más profundo e invisible,
allá lejos,
de mi percepción,
y mis palabras,
turbias y violentas,
es aquello en tu interior,
y la respuesta:
¿qué soy yo dentro de ti?

Humo. Suspiro. Paréntesis.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Delirio #10: El traspasar de tus besos.

Fue un beso largo, profundo, de aquellos que no se olvidan.

No.

Fui pleno, aquel día
 en su palpitar.
Fue absoluta,
ella y sus gélidos besos,
inolvidables,
a ras del alma.

Fueron dagas todos ellos:
quietos y silenciosos,
me traspasaron.

Y mis optimismos,
a hechizos y besos,
se convirtieron en abismos.

No puedo escapar.

sábado, 11 de octubre de 2014

Delirio #21: Tú, tormenta.

Es el mar y su bravura,
titánicas olas de fuego,
despertar.

Es pretencioso huracán que todos sueños arranca de la tierra.
Es terremoto, la tierra y su movimiento,
se agita el horizonte, impotente,
tu suave pisar.

Se rompe el cielo, catástrofe.
Caen al suelo
mil cadenciosas lágrimas
inspiradas en tu mirar.
Vacío el mar allí en la altura,
no queda nada ya,
más que formas sin cuerpos.

Quiebran montañas, estallan volcanes.
despiertan océanos y aclaman,
viva voz, gritando,
tu llegada.

Con miedo el viento sopla,
ahora que has pasado
de largo,
sin mirar atrás.

El rayo o la estela
de luz,
nunca pasarán.
Los truenos rugirán jamás,
vendavales, suaves brisas
y el mar,
antes fiero,
ahora terco y sereno.

Tú no dudas
en encender y avivar fuegos,
allí en tu caminar,
sea lejos,
nunca cerca
de mí y de mis llamas,
muertas ya,
o moribundas.

Porque antes prados verdes,
ahora yermo desierto.
Viva tormenta de vivos rayos,
no se desató,
no a tu marcha.

Ahora todo en calma,
amor huyó
y tú con él.

Allí lejos,
tú sola
y tu risa,
ira, 
viento despierto
que duerme en mi pesar,
risa que son mis lágrimas.


* * *

Sendos ríos de plata,
dos por par de cuentos,
uno de hadas,
otro de locos.

domingo, 5 de octubre de 2014

Delirio #12: Los triunfadores

¡Allá van los triunfadores! ¡Allí, lejos, atravesando el horizonte llano! ¿Los ves?

¿Vislumbras su grandiosidad?

¿Sientes su poder, sus magistrales palabras, ídolos por las masas? ¿No vibra acaso tu piel a su cercanía?

Ellos, poderosos de ignorancia, mentes vacías su botín, vanas palabras su letal arma.

Ellos, que cantan y, con su magnífico cantar, no dicen nada.

Son mudos, ellos,
sordos sus seguidores.

Y ellos, triunfadores, están allí arriba, allí lejos, allí,

imposible.


sábado, 4 de octubre de 2014

Delirio #11: Apariencia

Apariencia.
La lluvia, silenciosa, inspira con su canto los sentidos más invisibles. No hay un mañana. Hoy no.
Hoy todo es lo que parece, no existen líneas paralelas, ni segundos sentidos, y se han extraviado las indirectas. Muerta la magia en sus mejillas, y sus ojos, enfermos, grises.

Ella, marchita como flor en otoño, susurra, llora, grita.
Pero no ama.
"No", dice, "nunca más a los rotos, a los olvidos. Nunca al sol y nunca sus rayos. Desde ahora la lluvia me acompaña."

Y fue con lluvia, truenos y relámpagos. Pisó corazones rotos, inspiró almas vacías, pretendiendo, delirando, olvidar.

¿Cómo olvidar lo ya olvidado? ¿Cómo pretender, en acto de cobardía, ignorar, si amando y a base de amar, nos hacemos y somos nosotros?

Y ella amaba.
Amaba los días grises, los vestidos de flores grises y las lágrimas grises que brotaban de sus ojos grises. Nunca más hubieron mañanas, risas o miradas vivas. Todo murió en una inimaginable tarde de otoño.

Y todo se tornó más oscuro.

Cuando los amores olvidados acechan, más oscuro.
Cuando ella, dispuesta a olvidar, busca, más oscuro.

Cuando el viento, tornado, sopla a a su alrededor, corta y hiere más que los más afilados filos, más incluso que una flor recién cortada, desprende un dulce aroma y, regalada, encierra aún más que promesas, sueños.

Y encierra sus rotos, y más rotos aún, dentro de sí, muriendo por aquello que, con recelo, guarda, expectante, en un inesperado sollozo, explotar.

Y explota y todo es ruina.

Ella, enmascarada, no vuelve.
No volverá.

Nunca jamás, si jamás pudiera, escapar de sí, huir a ningún lugar, dejar de ser.

Y ella, niña de tormenta, no pudo escapar.



¿Qué me queda?

jueves, 2 de octubre de 2014

Delirio #7: Amelie

Y de todas las miradas que se perdieron, entre todas ellas, la tuya, clara, salvaje, y la mía, fúnebre.

Y de todas las crueldades del mundo, la mía y la tuya: encontrarnos.

De todos los quizás, el tuyo a mi hora, el mío a tu llegar.

Y de todas las agónicas historias de amor, rastrojos negros, marchitos y la extraña hermosura que emana de ellos, blanca y pura, emerge, allí tendidos los huesos, pequeño yo, brillante tú,
y lo que fuimos.

Jamás seremos, muerto el amor, ¿qué nos queda?

Seremos jamás, excepción,  mirar prohibido.

Abstractos, tú y yo, extraños a los ojos, pertenecemos a los corazones, al no querer, al olvido.

Y de todas las miradas, la tuya, vacua, y la mía, perdida.

Muertos, tú y yo, caminamos, nunca de la mano. Nuestros ojos, gélidos, gritan "odio".
Tu corazón y el mío sollozan, cansados.

* * *

Amor derribó, de un aliento, tu cuerpo sobre el mío.
Tú decías quererme,
yo fingí creerte

Amor pasajero y tú culpable de querernos.

Los sentimientos ya muertos
y los que fallecen a tu mirar,
Caen allí, lejos, donde tú caminas.
Junto a mí.

Te veo, como agua clara, transparente. Tu voz, quebrada, como tantos otros, mis sueños.
Hoy eres como nunca fuiste.

Marchó amor dejando nada, polvo y cenizas,
que somos nosotros.

Y donde nada somos y nada seremos, ciudad de rotos y otros tesoros, apareces, de nuevo, cálida en el corazón, invierno en tu ser.

Y tu corazón venenoso me envenena.
Me acerco y muero.
Muriendo, te beso.

Y entre beso y beso, caricia y risa tímida, ascendemos, ya nunca tu y yo,
 los dos,
nuevos,
como fuente y su agua que mana virgen.
Tú y yo y nuestro amor,
donde no existe el pasado,
donde podemos ser, sentir, querer.

Nos.


Quebrado el mundo a mi compás.

Y al tuyo.

Roto tu mirar, más rotos mis sueños,
ennegrecidos, moribundos,
de realidad.