sábado, 25 de octubre de 2014

Delirio #22: Alma, suspiro y beso. Énfasis.

Sólo realidad queda,
cuando el inmenso mar desemboca,
en los ríos de tus venas.

Y tú,
quieta y callada,
lo dices todo,
sin palabras.

Si algo se llevó el tiempo,
¿qué fue?
Tras de ti, nada.
Quizá menos.

Vives en los sueños,
delirios amargos y afligidos,
como luz que reluce,
en una inmensidad oscura,
o escondida en tu mundo,
que es el mío;
mundo de sangre y monstruos.

Te acercas, confundida
y gritas, temerosa.

"Te adentraste demasiado",
digo con miedo.

El rubor asciende por mi cuello.
"Caminaste muy lejos,
 donde cabalgan mis fantasías"
Concluyo con rapidez,
sin pensar
que tú eres mis sueños.

E inconcluso,
en el éxtasis de conocer
tu interior,
como tú conoces el mío,
me acerco a tus besos
del alma,
confundidos en un ayer
hoy perdido.

Tú ayer
nunca me amabas.

Ahora, perdida
aún tanto o más que yo,
vienes y suplicas:
"No me traspases, mi amor"

Y yo traspaso,
inocente por tus besos,
los límites de tu besar.

Así,
sin rozar tus labios:
yo te beso,
tú te dejas besar.

* * *
Detrás de tus besos,
suspiros.
Más allá de los míos,
suspiros de otros suspiros.

Atravesando el interior
de nuestra alma,
como suspiro o como beso,
como el fuego con su llama
no son dos,
que sólo es una.

Y nuestra alma,
de mil suspiros tejida
por cien besos forjada,
¿dónde está?

Quizá en el viento
que son nuestras miradas.

Quizá en el agua,
que son nuestras palabras.

Quizá en el fuego,
que son nuestras pasiones.

Quizá es amor,
y como amor se esconde
más allá de nosotros:
entre canciones,
entre suspiros,
entre besos.

* * *

El día en que miraste
bajo el alma,
los suspiros y los besos,
tan distinguida y admirable...

Aquel día alcé la vista
cien distancias hacia el cielo

y encontré que te observaba

y observé que me mirabas

y tus ojos hicieron magia.

Dorados, verdes, azules,
se tornaron.
¿O fueron soñando los míos,
que, absortos -más- fascinados,
de arcoíris los disfrazaron?

¿Fueron tus besos?
¿O fue el rastro que tus dedos,
ardientes y temblorosos,
en mis mejillas marcaron?

¿O tal vez fue mi mano,
perdida y extrañada,
ciega, a tientas,
te buscaba?

Aquel día te encontré
entre sueños y mañanas,
entre amaneceres nublados,
entre lluvias cálidas, invernales.

De todos tonos llenaste
todo mi sincolor,
y, a carcajadas,
"¿Estás ciego?"
"¿Cuánto tiempo?"
preguntaste,
y otras mil más maravillas.

Tus palabras me llenaron.
Inspirabas
desde el vacío hasta los sueños,
sueños, sueños inalcanzables,
más allá del sentimiento.
O realidad.
O razón.

Por extrañas sendas me llevaste,
y aún perduran
su brillo y su color.
Tú, que a mi lado sigues,
aun dormida y azulada,
eres fuego por mis venas,
y por fuego, las pasiones.

Junto a mí
eres silencio
y voz que brama,
al inmenso mundo,
al eterno infierno.

Inmersos en realidad
nos perdimos...

A beso tímido,
o tímidos besos
nos encontramos,
donde perdidos suspiros,
tuyos y míos,
y volando nuestra alma,
ligera y despierta,
volando, verde,
verde hacia lo infinito,
como rojas nuestras palabras,
tuyas y mías,
vuelan en nuestros corazones.

Humo. Suspiro. Paréntesis.

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