lunes, 8 de diciembre de 2014

Monstruosidad.

Los monstruos que habitan mi cerebro qué son sino sombras de mi muerte.

* * *

Pobre Bécquer:

jamás sabrá que fue un famoso de Bollywood.

¿Y yo? 
¿Qué no sabré que fui yo?

Cuando escalofríos no golpeen descarados mis venas.
Cuando mi último aliento grite adiós 
y hasta el propio grito expire.

¿Qué sería yo sin grito?

Mis manos tiemblan y sólo estoy de espaldas al mundo.
Frente a él soy más que polvo y menor o igual a las cenizas.

* * *

¿Cuántos años llevo en Marte?

Tranquilo, sólo es una daga clavada en el vientre,
nada más que una herida profunda:

sanará nunca.

* * *

Llévame en brazos, Mozart.

Podremos descansar dónde,
muriendo jóvenes,
abrazándonos en música:
tú pones el talento,
yo el orgasmo en los oídos.

* * *

Las cosas que pudimos hacer hoy,
- tal vez follarnos -
y dejamos para mañana,
¿qué son?

He parado la música y el silencio me advierte de recientes sueños tan albos como al morir.

* * *

La llaman estúpida
y su vida corre, corre,
corre lejos.

* * *

Hoy ha sonado el otoño demasiado temprano,
y al apagarlo
he descubierto que mis manos
no son mis manos.

Las manos que pensaba que tenía, tiene gracia, no están aquí.

- señalo mis muñones -

Sino allí.

- señalo un retrato.
Es un niño francés con cara de mono y adicto al hachís.

* * *

Ahora en serio,
has añadido demasiado azúcar a mi té

y ahora sabe a una cosa rara y café que se hace llamar retorcida.

Oh...

* * *

¿En qué



me he convertido?

No hay comentarios:

Publicar un comentario