domingo, 12 de abril de 2015

El corral mortuorio de los ochenta y cinco cadáveres

A veces estoy de fiesta y no encuentro a mis
amigos

A veces no me encuentro y mis amigos están
de fiesta

Las fiestas son guays porque hacen que la gente encuentre y no encuentre a sus amigos con un vaso de plástico en la mano y sonando cosas disonantes de fondo y soñando otras cosas aún más perturbadoras.

* * *

Ayer te vi de fiesta y me sonreíste toda
lasciva.

Te vi y no te vi mientras en mi corazón tamborileaba Queen mi canción favorita y tú no eras capaz de turbar tu mirada.

Entonces me dije que quizá no es tan malo si sólo te miro
por debajo de los ojos
por encima de las faldas ajustadas
omitiendo los puntos rojos en tus brazos.

Al fin viniste por ti misma
tropezando como loca sin parar con los tacones de la gente que no se dejaba pisar no dejaba que toda
tú sobrepasases sus vidas eternas.
Yo mientras me bajaba tus mejillas pálidas vía Streamcloud.

Cuando llegaste a mi lado yo ya no era yo y tú decías cosas sin sentido.
Me preguntabas cosas que yo no quería responder y yo
te daba mezclas que tú no querías beber pero te las
bebiste
mientras yo te miraba cómo se derramaba el líquido turbio por tu garganta
y no decía nada.


Ponías cara de aburrida algunas veces y mis delicadezas no te hacían gracia.
Tus brazos estaban más fríos cada vez y quizá tus mejillas empalidecieron un poco más.

Te desvaneciste hacia el final entre ruidos y humos agrios por un estrecho callejón.
Mi mezcla tenía demasiado hielo y ahora más 
con tus mejillas era mejor y te habías marchado dejando en mí una huella irreparable que
muchas noches no podrían ocultar.

Yo no podía olvidarte y me concentré en las siluetas sicodélicas que iluminaban el escenario.
Era un escenario bonito y lleno de florituras y cigarros mal apagados pero
todo me sabía mal como pensé después de rodillas en el baño.

Me quedé toda la noche conversando con mejillas de otra gente que no eran tú.
Tú no aparecías no había remedio todo
estaba perdido.


Te vi en el alba.
Yo estaba llorando y tú en un rincón sentada como una flor a medio abrir.
Te hice preguntas y tú no respondiste sólo decías cosas incomprensibles y no te querías levantar.
Tú eres una flor y quieres ver nacer el sol.

Yo te cogí en brazos y algunos cristales crujieron.
Tú no decías nada y me mirabas hipnotizada.

El sol te hizo daño en los ojos.

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