lunes, 17 de noviembre de 2014

Delirio #39: Chocolate. Abrazo. Mmm... Eh... No sé....

Sobre tu blanca piel
y sus remotos lunares;
entre tus desordenados rizos,
y bajo la luz de tus ojos,
fluye, con gracia divina,
no sé qué es lo que recorre,
dulce, tus dulces mejillas.

Arriba de tus besos,
quizá en lo oscuro
de la bruma,
o en lo húmedo
de lluvia o lágrimas,
que son gotas,
de amor o espera,
y en mis ojos
dulce, dulce canto.

Será agua,
y como agua fluye,
incolora sobre la piel,
lúcida y gigante,
a través de nubes y estrellas.

O rota,
como yo soy roto
cuando tú lloras
lágrimas de sal
y arena negra.
No brotan de tus ojos,
no
en tu gélida pupila:
mana tu llanto de dentro,
gemidos y sollozos
desde donde no alcanzo.

Llanto rojo,
llanto en llamas.
Gemidos y lamento,
nacen de lo informe
y desconocido.
Desde allí,
donde acucian los temores,
allí... allí... allí...

Allí no llegan mis manos.


¿Son de amor?
¿O de qué son, dime,
tus vírgenes sollozos?
Crujen y estallan,
se rompen y quiebran
sobre mi pecho.
La tormenta desatada,
nubes negras se desgarran
y arrojan
lágrimas, tus lágrimas,
¿o son mías?,
entre truenos estruendosos
y gritos más lejanos.


¡Oh! ¡Espera!
¡Ya lo veo!

No son lágrimas,
ni de nieve copos.
Tampoco lluvia,
como si del cielo,
pudiera caer qué,
¿sobre nosotros?

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