sábado, 22 de noviembre de 2014

Los ángeles también florecen

Los ángeles también florecen.

No, no vayas por allí.

Arriba es abajo
y abajo cualquier lugar.

¿Eras tú quien decidió
escalar profundos valles
y pintar azules tonos de negro?

Abre la puerta.
¡Ya!
No podría esperar a besarte.

De hecho,
lo estoy haciendo.

Llevo años haciéndole el amor
a la ridiculez
y acostándome
con lo patético.

Diecisiete años sin saber que existo.

Y llegas ahora tú y te dedicas a destruir.
¿Qué?
¡Sí!
Me.

Mira los pájaros del cielo. Creen que son libres,
y yo, un halcón.
¿Cómo?
¡Sí! ¡Sí!, cuando las letras que escribes
rozan mi piel
y soy esclavo
del susurro que discurre a lo largo de tus tacones
que hasta tus ojos baja
como las nubes verdes
y los verdes corazones.

Verde... verde...
¿Verde?
¡Todo verde!
¡Todo!

Los disfraces,
la arena de la playa,
los rizos de tu pelo,
corbata -soga- alrededor de mi cuello...

El cielo es negro.
Negro, negro, negro.
¿Recuerdas cuando de noche lo pintamos?
Yo, a veces, casi.

De hecho,
observé la luna con microscopio,

desde dónde,

y vi un espesor rojo y rojo
con sabor a dulce y

* * *

Sí.

Decididamente es triste.
Como los días de sol y playa,
como las casas rojas con tejado negro,
como esa gente que saluda diciendo adiós,
como el grito de un niño que se ahoga

entre risas de otros niños.

* * *

O.

No, no vayas por ahí.
Por lo grandilocuente y... ridículo.

Ridículo.

¿Quién querría ser
ridículo
a ojos de nadie?

* * *

¿Dónde están los ángeles?

Huyeron por donde viniste,
ni por qué ni cuándo,
sé.

¿Te gusta la lluvia?
Deberíamos bailar
sobre la atmósfera terrestre,
no sea que salpiquemos de negro
los charcos,
o de colores brillantes de viento,
ese que tú oyes
entre amaneceres de luna,
y ¡zas!
anocheces en canciones.

No tienes derecho
a quedarme sin palabras
cuando grito
y gritas.

El mundo estuvo loco
y lo estará
después de nosotros.

¿O somos nosotros los cuerdos?
¿O eres tú un mundo?
¿O universo?
¿Teoría de cuerdas?
Tuya y mía.
A partir de mañana nos separamos
quince y medio pasos
hasta que ya fatigados nos quedemos sin aliento en el dilema de sí o no
respirar.

¿Quién es aquí y ahora
el loco?

* * *

Los ángeles también florecen.

¿Cuándo?
Yo no los vi.
Ni creo que los bese.
¿Quién querría besar un ángel

o atraparme entre tus labios?

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