lunes, 24 de noviembre de 2014

Juguemos a ser sombras.

Juguemos a ser sombras
disfrazadas de colores.
La bruma de la mirada,
esa con que me miras
¿cómo lo haces?
Dice el mar que eres la envidia
de sus olas.
No, realmente.
Las olas del mar son tú
y tú eres ellas.
Y también eres el cielo,
que surca mi mente cuando
¿escribo?
* * *
Eres los pequeños detalles aburridos,
¿aburridos?
Aburridos.
Y yo, ¿qué soy yo?
Estaría bien preguntarse,
de cuando en cuando,
o un porqué transversal a un quizá.
O esa cosa que diverge,
ese qué soy yo
que no sé qué es.
Yo qué soy.
Tú qué eres.
Tu qué eres.
Podría darse por muerto
ese qué soy yo
si lo encontrara.
* * *
Juguemos a ser sombras
fundidas en nubes
y sus lluvias.
O en auroras boreales.
Seamos sombras
entre mantas y deslices,
"creo que no debería haber dicho eso"
y lo dije
y tus labios cuando sonríen
acabaron conmigo.
de nuevo
* * *
Tirados como cosas
sobre el salón de tu sofá,
somos,
¿qué somos?
Terciopelo y música clásica.
Y tus piernas y las mías
componen un acertijo
¿cuáles diablos son las tuyas?
a resolver por el reloj.
O esa maraña de pelo
enredada entre mis dedos.
* * *
¿Qué somos?
dime
¿qué somos?
Somos nítidas sombras
claras, como luna,
claras y consumidas
por el tiempo que aún nos resta
y nos convierte en invisibles.
* * *
"Para que cuando nos veamos,
todo esto tenga sentido."
Y morí.

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