Lo tenue
de tu superficie no es más que una sombra del abismo que habita en mi interior.
Y tú
brillas en mis pupilas a mi mirar.
Y cuando
tu cadente llama se agota, en medio de mis ambiciones me pregunto, ¿acaso
ocurrió? Y no pasaste.
Nunca lo
hiciste.
Así como
intentar describir el vacío. ¿Qué decir, perfección? ¿Hablar de tus ojos? ¿De
tu brillo? ¿De tu mirada?
Y pasar
las dos próximas eternidades mirándote hasta que pierda mi mirada en tus labios y
mis labios en tu pecho.
Hasta que
por fin te rindas y poses tu sonrisa en mis hombros.
Hasta que
duela, hasta que no seamos más que otro punto y coma.
O paréntesis.
O
suspiro.
Hasta que
dejes de oscurecer mis noches, hasta que dejes de ser halo hiriente en mis
pupilas.
* * *
Juguemos
a que varias dulces notas de piano se enredan en tu pelo y que mis manos las
desenredan, una a una, con palabras.
Vivamos
la innegable verdad del amor, besemos la fantasía mientras dure.
Bebe del
profundo manantial de mis ojos que yo viviré de tu mirada.
Pasemos
los tres próximos Septiembres de la mano, paseando en una eterna primavera.
Antes de
que termine.
* * *
Terminó
el invierno en tu mirada,
mi
invierno.
Dejó de
ser la noche algún quizá
en tus
seguridades y en los olvidos.
Me
compensaste con una sonrisa y dijiste
"no"
al adiós, al marcharte.
Y son tus
dos pasos delante los que yo estoy atrás.
* * *
"¿Dónde?"
preguntan.
"No,
adiós", es mi única respuesta.
Y mueren
en un sordo suspiro.
* * *
Soñemos
la libertad de acariciarnos, la pasión de la fría noche y los principios
insondables del sentir. Respiremos aire puro, el de los sueños.
Clamemos "no"
de una vez por todas.
Vivamos
para nosotros.
Perdámonos
en las estrellas, en lo más hondo de tu alma.
Vayamos a
algún lugar dentro de ti, donde todo es belleza,
tú eres
belleza,
y consiga
olvidar aquel morir en ti.
Derramemos
lágrimas y dibujemos, como luciérnagas en la noche, en paredes, esquinas
y sombras,
mientras danzamos
alrededor de alguna que otra juventud.
Dime sí
cuando yo no sea más que noes y peros
o inaudible
nota musical que viaja paralela a los todos y a los agónicos finales.
Sé
mi final. Que la única verdad cobre vida a tu lado.
Y de
todos los porqués, acaso tú solo importas
.
Y
reniegas a volver, a tan siquiera no irte.
Arriesgas
a volar y morirme,
pero no
eres tú,
no,
son tus
alas que te impulsan más alto que ningún alma.
Y yo beso
esas alas que son tú.
Y aquel,
éste, es mi final.
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