martes, 9 de septiembre de 2014

Delirio #16: Casualidades, sabios y amor

Lo tenue de tu superficie no es más que una sombra del abismo que habita en mi interior.

Y tú brillas en mis pupilas a mi mirar.

Y cuando tu cadente llama se agota, en medio de mis ambiciones me pregunto, ¿acaso ocurrió? Y no pasaste.

Nunca lo hiciste.

Así como intentar describir el vacío. ¿Qué decir, perfección? ¿Hablar de tus ojos? ¿De tu brillo? ¿De tu mirada?

Y pasar las dos próximas eternidades mirándote hasta que pierda mi mirada en tus labios y mis labios en tu pecho.
Hasta que por fin te rindas y poses tu sonrisa en mis hombros.
Hasta que duela, hasta que no seamos más que otro punto y coma.
O paréntesis.
O suspiro.

Hasta que dejes de oscurecer mis noches, hasta que dejes de ser halo hiriente en mis pupilas.

* * *

Juguemos a que varias dulces notas de piano se enredan en tu pelo y que mis manos las desenredan, una a una, con palabras.
Vivamos la innegable verdad del amor, besemos la fantasía mientras dure.
Bebe del profundo manantial de mis ojos que yo viviré de tu mirada.

Pasemos los tres próximos Septiembres de la mano, paseando en una eterna primavera.
Antes de que termine.


* * *

Terminó el invierno en tu mirada,
mi invierno.
Dejó de ser la noche algún quizá
en tus seguridades y en los olvidos.
Me compensaste con una sonrisa y dijiste
"no" al adiós, al marcharte.
Y son tus dos pasos delante los que yo estoy atrás.

* * *

 Son mis labios que se quejan de no saber de ti:

"¿Dónde?" preguntan.

"No, adiós", es mi única respuesta.

Y mueren en un sordo suspiro.


* * *

 Vivamos, vivamos tu bello rostro.
Soñemos la libertad de acariciarnos, la pasión de la fría noche y los principios insondables del sentir. Respiremos aire puro, el de los sueños.

Clamemos "no" de una vez por todas.

Vivamos para nosotros.
Perdámonos en las estrellas, en lo más hondo de tu alma.
Vayamos a algún lugar dentro de ti, donde todo es belleza,
tú eres belleza,
y consiga olvidar aquel morir en ti.

Derramemos lágrimas y dibujemos, como luciérnagas en la noche, en paredes,  esquinas y sombras,
mientras danzamos alrededor de alguna que otra juventud.

Dime sí cuando yo no sea más que noes y peros
o inaudible nota musical que viaja paralela a los todos y a los agónicos finales.

 Sé mi final. Que la única verdad cobre vida a tu lado.


Y de todos los porqués, acaso tú solo importas
.
Y reniegas a volver, a tan siquiera no irte.
Arriesgas a volar y morirme,
pero no eres tú,
no,
son tus alas que te impulsan más alto que ningún alma.

Y yo beso esas alas que son tú.


Y aquel, éste, es mi final.

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