a tus pasos,
a tu cuerpo,
a un mechón de tu cabello,
a tú mirando al infinito,
sosegada,
como tú misma,
atenta a aquellas cosas que sólo tú conoces.
Y yo, que nada más observo, miro y, donde tú ves cien colores, no distingo blanco de negro. Yo, que en la noche vivo, de oscuro perseguido.
Y yo, inmerso en mis delirios, intento entrelazar motivos de olvido y de quizás. Intento aferrarme, ¿dónde fuiste, esperanza?, a cualquier pasión de ti distante.
Y yo, inmerso en mis delirios, intento entrelazar motivos de olvido y de quizás. Intento aferrarme, ¿dónde fuiste, esperanza?, a cualquier pasión de ti distante.
Y de todas las pasiones que nublan mi mente, tú eres todas ellas.
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