Tengo una esperanza y está rota;
rota de por sí, por un no.
Tengo una esperanza y no sabe si suicidarse.
Y por eso duerme.
Y tal vez si sueña…
No, no sueña.
No podría.
Si soñara sería una esperanza entera.
Entera y no torcida o mortal.
La esperanza se realiza o quiebra
entre estrofas o clavos rotos
o una telaraña de cuentos incompletos para niños incompletos.
O unos algodones blancos y rosas
que cuando los estrujas con las manos provocan distorsiones dimensionales y agradables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario