viernes, 12 de junio de 2015

Está lloviendo

Está lloviendo. El cielo se viene abajo.
Como ayer. Como aquel día.


Pensé en aquel primer día en que me hablaste.
Llovía. Como hoy. Viniste sin cuerpo, sólo en alma: lo que las palabras de ti dijeron.
Coincidencia tras coincidencia, explosión tras explosión, sólo surgió.

Pensé en tu cuerpo sobre el césped. Mis ojos querían verlo todo borroso y mi lengua estaba hecha un nudo. Al final hablaste tú.
Recuerdo un calor insospechado recorriéndome por dentro. Recuerdo una luz intensa obligándome a cerrar los ojos. Recuerdo una noche, y una música, y unos suspiros…

Pensé cada beso tuyo endulzar una llaga, acariciarla, cicatrizarla. Recuerdo tus abrazos sellar mi cuerpo y su temblor y sus heridas. Recuerdo que nunca me hizo falta pensar para sentirme bien. Recuerdo una brisa especial que me llevaba. Una brisa que me dijo “ella no” muy bajito, al oído.

Te pensé cerca, muy cerca. Pensé en tu risa, tus ganas de reír, tu risa otra vez.

Pensé en los nervios que suponía el ir a verte. En estar horas y horas sólo esperando. Porque yo quería verte. Ahora.

Pensé en las veces que me pediste que fuera pronto. Casi todas. Y lo más pronto que podía ir no era suficiente. Los días se quedaban cortos y terminaban todos en un suspiro por otro último beso, por rozar un poquito más de piel…
Y volver a casa o flotar. Y no pensar en otra cosa que en la semana que viene, o en dos o tres más lejos. Porque volvería a verte. Algún día.

Pensé en lo mucho que brillamos. Pensé en lo bonitos que se veían mis ojos desde los tuyos.

Pensé en las tardes de manta y peli y algo más. Pensé en tus labios fríos que esperaban impacientes a que yo los besara. Pensé en las veces que tuvimos que correr allá donde ninguno queríamos porque yo tenía que irme.

Pensé en todas las calles, los bares, las cenas, en los rincones olvidados de los parques. Pensé en los impulsos eléctricos que causábamos al tocarnos, en todos los besos que quise darte.

Pensé en lo que íbamos a ser. Héroes o escritores o lectores de cuentos. En todos los planes que naufragaron, en todas las épicas historias que contaríamos algún día.


Está lloviendo. Como ayer.
Como aquel día.

El cielo se viene abajo. Yo sólo pienso unas lágrimas en nuestros ojos. Pero no éstás.

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