martes, 23 de junio de 2015

Escribí esto un amanecer después de soñar contigo

Te veo. Miras al cielo.
Guías un círculo de estrellas con tus dedos.
Lo pintas con los labios…

Es noche, noche cerrada.
Las estrellas se cobijan en el fondo de los lagos.
Tú rozas con la planta de los pies en sus espejos.
Corren las estrellas, palpitan, en las aguas
se derraman, huyen lejos.

Tú corres.
Entre las incoloras brumas de los prados
danzas, te deslizas.
La brisa no desentona de tus pasos:
tú susurras y ella vaga,
tu cuerpo busca entre cipreses,
colores en tus faldas.


Te veo, silenciosa, y no te escondes.
Las estrellas en tus rizos
o puro albor, pétalos blancos.
La brisa es breve suspiro
entre las carnes de tus labios.
El silencio es sólo el hueco
entre el eco de tus pasos.

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